Pablo Picasso es, sin lugar a dudas, uno de los artistas plásticos más famosos del mundo. Su obra trasciende todo tipo de fronteras y de clasificaciones; tan vasta y diversificada como única, supuso un antes y un después en la producción artística a nivel mundial. Polémico, controvertido, con un talento sin límites y una insaciable necesidad de crear, su frase más conocida refleja fielmente su personalidad: “cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”.
El arte de Picasso es multiforme y cambiante; el artista se nutrió del pasado y del presente para crear sus obras, anticipando lo que vendría años e incluso décadas después. Porque el arte contemporáneo jamás sería lo que hoy es sin la influencia de
Pablo Picasso: un artista que pasó por su época como un tren sin frenos, arrollando las fronteras del arte del siglo XX y abriendo nuevos e insospechados caminos creativos.
El despertar del talento: los primeros años
Pablo Ruiz Picasso nace en Málaga en 1881. Según Pierre Cabanne, uno de sus biógrafos, fue un niño independiente y con carácter. Con tan solo dos años de edad se traslada con su familia a la casa de su abuela materna, donde también residen dos de las tías del niño. Durante su infancia la presencia femenina fue una constante; en muchas ocasiones, Picasso fue el centro de atención. En su libro “Mi vida con Picasso” Françoise Gilot, una de sus parejas, citaba estas palabras del artista: “Cuando yo era niño, mi madre me decía: ‘Si llegas a ser soldado, serás general. Si cuando seas mayor eres monje, llegarás a ser Papa’. Pero en lugar de todo eso fui pintor y terminé siendo Picasso”. Su padre, José Ruiz y Blasco, era pintor y trabajaba como ayudante de dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Málaga. También era Conservador del Museo Municipal. Su influencia fue determinante para encauzar la carrera del niño hacia el arte; de hecho, fue el primer profesor que tuvo el futuro artista durante su infancia y su juventud.
“Ciencia y caridad", 1897. Museo Picasso de Barcelona. En wikiart.org
Pablo Picasso demostró desde el principio su talento para el dibujo y la pintura. Hoy se conserva una obra suya pintada a los seis años, El pequeño picador amarillo, en donde ya se vislumbra su dominio de los volúmenes y el color, así como la originalidad de su punto de vista y su planteamiento de las escenas. Durante la adolescencia empieza a pintar obras realistas de magnífica factura como La primera comunión, donde aparece su hermana Lola, o Ciencia y Caridad (1897), un impresionante interior que parece prefigurar su siguiente etapa, el Periodo Azul. En los años siguientes Picasso se matriculará en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Sin embargo, sus biógrafos coinciden en señalar que el artista acudía rara vez a las clases; en su lugar, pasaba la mayor parte del tiempo en el Museo del Prado analizando la obra de maestros como Zurbarán, Velázquez, Goya o El Greco.
París, suicidio y precariedad. La Etapa Azul
En 1900, la pintura de
Pablo Picasso ya ha experimentado una evolución sorprendente que le hace destacar por encima de la mayoría de sus coetáneos. Sin embargo, el reconocimiento de su talento y de su arte todavía estaría por llegar. Los inicios del siglo XX son años de precariedad para el artista, que por entonces vive en Barcelona y frecuenta el café Els quatre cats. El establecimiento reunía por entonces a los intelectuales y artistas más vanguardistas de la ciudad; es precisamente en este local donde organiza la primera exposición de sus obras. El año siguiente viaja a París y queda deslumbrado por el Museo del Louvre y el Museo de Luxemburgo, así como por la obra de Toulouse-Lautrec o Degas, entre otros. Ese mismo año tiene lugar su primera exposición en la capital francesa; en los tres siguientes crea las obras pertenecientes a la Etapa Azul.
Picassos Blue Room 1901
"La habitación azul”, 1901. Colección Phillips. En Wikipedia
El imaginario picassiano de este periodo se decanta por figuras estilizadas y delgadas, con una clara influencia de artistas como El Greco. Los tonos son fríos, especialmente azules y verdes en distintas gradaciones. Se puede percibir la influencia de pintores como Gaugin en los duros recortes y perfiles de las zonas de color, así como la temática social que también se refleja en las pinturas de Manet o Tolouse-Lautrec. En 1901 se suicida Carlos Casagemas, artista de talento e íntimo amigo de Picasso (de quien se había distanciado tras una discusión). Aunque el pintor no estaba presente en el momento del suicidio, le afecta profundamente. Como él mismo comentaría más adelante: “empecé a pintar en azul cuando me enteré de la muerte de mi amigo”. Fueron años difíciles para Picasso, cuya sensibilidad hacia los más débiles y sus propias dificultades para vender su obra hacen que se encuentre inmerso en una época oscura, sombreada por la depresión, que queda reflejada en sus trabajos.
La Etapa Rosa: primeros pasos hacia la abstracción
En el año 1904, el siempre cambiante arte de
Pablo Picasso experimenta una transformación progresiva que lleva a sus pinturas a adquirir nuevas tonalidades. De los tonos fríos y sombríos de su periodo anterior, las imágenes pasan a adquirir matices rosados, rojizos y anaranjados, cálidos y mucho más “confortables”. Es la Etapa Rosa de la pintura de Picasso, que abarca los años entre 1904 y 1906 (coincidiendo con su relación con Fernande Olivier, considerada una de las personas que más influyó en la evolución de su pintura). Los años de depresión parecen haber quedado atrás: el imaginario del artista se puebla de familias y troupes de artistas circenses, así como de personajes sacados de la Comedia del Arte italiana. Estas referencias llegan para quedarse: Picasso volverá a esta temática de forma recurrente a lo largo de su vida.
picasso family of Saltimbanques wikipedia
"Familia de saltimbanquis”, 1905. National Gallery of Art, Washington DC. En Wikipedia
Aunque las obras de la Etapa Rosa parecen abandonar el espíritu sombrío de los años anteriores, los personajes siguen mostrando actitudes melancólicas e introspectivas. Sin embargo, este periodo supone una importantísima evolución en el arte de Picasso: las imágenes ya no se centran en el tema reflejado, sino que el tema empieza a ser un mero vehículo para el desarrollo de la pintura en sí. El estilo único del artista empieza a cobrar vida propia; formas y volúmenes de color empiezan a fluir en pos de una esencia mucho más abstracta. Si bien el realismo sigue muy presente en esta etapa (sobre todo en rostros y detalles), las zonas de color casi planas, la línea negra que subraya los volúmenes y los fondos difuminados de las obras avanzan muchas de las claves del arte abstracto y el cubismo que vendrían décadas después.
fuente, https://www.alejandradeargos.com