"En el restaurante". Lotte Laserstein

Lotte Laserstein -1927
“En el restaurante”
Óleo sobre lienzo, 54 x 46 cm.
Colección privada

La artista alemana Lotte Laserstein no es fácil de encajonar en un movimiento pictórico concreto. Por su temática y el tipo de figuras que representa, estaría relacionada con la Nueva Objetividad, pero también tiene mucho del realismo alemán del siglo anterior. Los personajes de Laserstein no son tan fríos y asépticos como los que pintaban Otto Dix, George Grosz o Christian Schad. Laserstein no le da tanta importancia al dibujo como ellos, los contornos no son tan nítidos, las figuras son más plásticas, como si estuviesen modeladas en carne y hueso. Su forma de pintar la piel recuerda mucho a la del alemán Wilhelm Leibl y avanza la que pintará años más tarde Lucian Freud. Al igual que sucede con la Nueva Objetividad, los personajes de Laserstein no acaban de establecer contacto con el espectador, suelen tener un aire ausente, como si estuviesen perdidos en sus propios pensamientos. Aún así, resultan más cercanos y entrañables que los de la Nueva Objetividad, que siempre tienen pinta de ser bastante bordes.

En este caso, Lotte Laserstein ha pintado una imagen de la “nueva mujer” del periodo de entreguerras, que ya hemos visto representada otras veces en el retrato de Sylvia von Harden de Otto Dix y en la Sonja de Christian Schad, un tipo de mujer con el que Laserstein se debía sentir identificada: independientes, liberadas, con un look algo andrógino y que frecuentaban solas los garitos de la ciudad. De hecho, en este cuadro pinta a dos de ellas, la joven de ojos azules y mirada perdida que acaba de llegar al bar y se está quitando los guantes y esa otra que está más al fondo leyendo un libro.

Laserstein era judía y tuvo que huir de Berlín cuando los nazis se hicieron con el gobierno. Emigró a Suecia, donde permaneció el resto de su vida. Este cuadro fue etiquetado por el régimen nazi como “arte degenerado” y la artista, que conservaba una fotografía del mismo, escribió al dorso las palabras “vermutlicht zerstört” (probablemente destruido). Pero se equivocaba, alguna persona con buen criterio decidió conservarlo y la obra fue pasando de mano en mano hasta que volvió a salir a la luz hace unos años en una subasta. Es una suerte que aún podamos disfrutarla.