Pintura: Liebre joven
Pintor: Alberto Durero
Fecha: 1502
Estilo: Renacimiento
Tamaño: 25,1 cm × 22,6 cm
Material: Acuarela y Gouache sobre papel
Ubicación: Graphische Sammlung Albertina, Viena
Durero en muchos de sus viajes se llevaba su libreta de apuntes para tomar notas de la realidad, Esta obra es fiel reflejo de esta idea y el artista pinta un motivo casi trivial. En este caso es una simple liebre se puede observar en la naturaleza.
El pintor demuestra así que por primera vez que la belleza y el contenido pueden coexistir naturalmente en la obra hasta alcanzar la perfección.
La liebre se enmarca en una serie de estudios en cuanto a colores y perspectiva.
El pintor dibujó la liebre en su totalidad, algo que resalta su aspecto realista y perfecto, posteriormente utilizó un fino pincel, con la técnica de aguada y acuarela.
Duero se esmeró por aprender los colores y los detalles del mundo natural, en una nueva actitud de respeto y curiosidad con la que se sembraría el renacimiento en el norte.
La espectacularidad de esta obra reside en que la luz dorada ilumina al animal desde la izquierda. Esa luz, que parece poner de relieve la punta de todos y cada uno de los pelos, acaricia la oreja plegada e infunde vida al ojo. De esta manera, da la sensación de que es el propio animal quien contempla al espectador y no al contrario.
La presencia de su típico monograma “AD” indica que el artista consideraba haber producido una obra de arte con valor propio y no un mero bosquejo. Es la clara señal ineludible de que no se trata de un estudio preparatorio sino de una obra acabada
En esta obra, como en muchas otras, se aprecia el carácter sintético de su estilo: en su afán naturalista se revela la influencia del humanismo renacentista de Italia, mientras que en la dureza de su línea y en el detalle se expresan la tradición nórdica.
Esta pequeña obra se ha convertido en una de la más famosas de Durero. Quizás contribuyeran a ella los misterios que la rodearon si fue pintada pelo a pelo, si en el ojo de la liebre puede verse toda la habitación del artista.
La textura del pelaje del animal es, sin duda, la más sublime de la obra; en ella Durero logró con pequeñas y finas pinceladas, un nivel de detalle sorprendente, haciendo honor a su principio de ser fiel a la realidad.
La suave luz dorada que entra por la izquierda e ilumina con delicadeza la piel del animal es uno de los efectos más difíciles en esta técnica y uno de los mejores logrados.
En los ojos del animal de magnifica ejecución y realismo puede verse claramente el reflejo de una ventana; incluso según el mito toda la habitación del artista.
Durero pintó la liebre a la acuarela una técnica que con lleva varias dificultades a la hora de corregir lo que se ha hecho o lograr una definición tan fina del detalle.
A pesar de su maestría técnica la liebre no tiene un simple efecto del virtuosismo y nos invita a una mirada analítica y distante, más bien la sentimos cercana, casi íntima.
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