... y sin embargo Grecia no estaba todavía. Este encantador universo de formas pictóricas y escultóricas, poderosamente expresivo está estrictamente emparentado con el arte cortesano -lleno de vida y amabilidad- que los arqueólogos intrépidos pudieron encontrar en la egipcia Tell-el Amarna de Amenofis IV y en las ciudades-estado de Siria y Mesopotamia con el singular ejemplo de Mari. Una turbamulta de hermosas flores, delfines, animales marinos de todo tipo y toros se mezclan con las representaciones humanas que muestran una raza singularmente bella, atareada en ritos religiosos, procesiones funerarias y ejercicios gimnásticos. En su iconografía la naturaleza y el mediterráneo son siempre lo sustancial. Un mundo en realidad completamente alejado del modo de existencia verdaderamente griego que los aqueos portarán victoriosos en los albores del año 1000 a. C. En el siglo VI a. C. se producirá la revolución estética más grande que la Humanidad haya conocido surgiendo precisamente la figura ominiabarcante y poderosa del Héroe que encarna la Gran Idea según la cual el Hombre y su Razón son la medida de todas las cosas.