“Estos seres ibéricos, devorándose entre sí en otoño, expresan el pathos de la guerra civil…” (Dalí)
Esta obra, subtitulada Premonición de la Guerra civil, es una de las más agresivas pintadas en toda la historia.
En ella se plasma todo el horror de la Guerra Civil Española desatada tras el golpe militar de los sublevados aunque Dalí terminó la obra seis meses antes del estallido de la contienda bélica.
Dalí expresa el conflicto y el horror con una pintura deuda del surrealismo. Hay una extraña y amorfa figura central que en realidad se trata de una pareja devorándose mutuamente, está situada en el centro junto a pequeños miembros mutilados y simboliza lo absurdo del conflicto. Es un cuerpo humano desgarrado; partes de un mismo cuerpo haciéndose mutuamente daño, intentan despedazarse. La cabeza y la mano están deformes.
“un cuerpo desmembrado y roto, totalmente en tensión, con enormes manos de configuración monstruosa que sujetan los huesos como si fuesen una especie de armas. Se ha querido ver en esta rotura, la desmembración y el extremado enfrentamiento social y político que se vive en la España y también en la Europa del momento. Los pies esqueléticos y enormes, el rostro patético y descarnado vuelto hacia el cielo, recuerdan a alguna de las pinturas negras de Goya, pudiendo remitir al propio “Saturno devorando a sus hijos”. Todo el conjunto aparece articulado como si fuese una construcción arquitectónica”
El fondo es un paisaje rocoso, semidesértico y montañoso. El cielo, pintado de una forma extraordinaria, muestra algunas nubes de color verde claro y azul oscuro. La escena se desarrolla en el Empordà.
La luz y el color contribuyen a aumentar el patetismo de la escena. El bello cielo azul y blanco se agita, se mueve, ya que se acercan nubarrones que anuncian la tormenta y comienzan a oscurecerlo. Los ocres, los beiges y marrones forman el resto de la composición que surge del fondo terroso. En el primer plano, las habas caídas, se pierden en un suelo sucio y oscuro.
Las judías hervidas (uno de los elementos principales del título) se encuentran en una parte minúscula del cuadro, solamente como un elemento secundario; se ha interpretado además de ofrenda para apaciguar a los malos espíritus como indicativo de la pobreza extrema y la escasez y hambre de la atávica sociedad española.
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