Caravaggio
El sacrificio de Isaac
1603
Pintura al óleo 104 x 135 cm
Estilo Barroco italiano
Uffizi, Florencia
Con esta pieza el maestro volvía a escandalizar a Roma, ya que se diferenciaba de una forma muy particular del resto de las representaciones de este hecho. La misma se basa en la historia de Abraham, el primer patriarca del pueblo hebreo que abandona su patria obedeciendo la voluntad de Dios, y no duda en sacrificar a su hijo Isaac siguiendo los dictados divinos. Sin embargo Dios evita esta terrible prueba de fé enviando a un ángel para detener el brazo del patriarca en el momento en que iba a llevar a cabo la ejecución.
El hecho que sorprendió a todos fue la forma de plasmar la reacción de Isaac (hijo de Abraham) en el cuadro, ya que tradicionalmente se consideraba al niño como una prefiguración simbólica de Cristo, quien también habría de morir por su padre siendo una víctima inocente, una especie de cordero llevado al sacrificio.
Sin embargo en esta obra se marca una clara diferencia entre el comportamiento de Cristo y el de Isaac, ya que mientras el primero se somete con la misma docilidad que un cordero al destino que le espera, aquí al niño que muestra el pintor italiano se lo ve gritando con angustia y terror sin ninguna intención de ser llevado al altar.
Por este motivo es que Abraham tuvo que doblegar la resistencia de su hijo, debiendo sujetarlo y aplastarlo contra la piedra sin poder evitar una vacilación, donde la hoja del cuchillo se detiene durante unos segundos junto al cuello de Isaac, siendo este momento de duda aprovechado por el ángel para detenerlo y evitar la muerte del muchacho.
Ese preciso instante cuando aparece el ángel es el elegido por caravaggio para plasmar en el cuadro, donde en escasos segundos concentra todos los sentimientos que viven los personajes como el miedo, la duda y la fe. Junto a la cabeza de Isaac se puede apreciar una cabeza de carnero, la cual sugiere que habrá un final feliz siendo ésta la víctima del sacrificio. Sin embargo, esto no es lo que percibe el espectador, ya que las figuras principales hacen notar la angustia de la escena que no se ve aplacada por el conocido desenlace.
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